Me degenero sin condiciones en cualquier ranura devastada. Más allá de la destrucción celular que sufre mi espíritu, persiste un cuerpo inmune. -Cuantos pasos más, antes del vértigo-. Los soliloquios son cada vez más frecuentes: Las afrentas frente al espejo y el acecho de las sombras.
¿Qué es lo pendiente?.
Las imágenes me envuelven, me trenzan como alimento para sus fauces. Quiero el desapego, lo deseo como deseo las cosas que me persiguen. Doy vueltas incesantemente y tropiezo con risas siniestras, carcajadas envolventes carcomiendo mis sienes. Es aquí cuando me detengo, cuando miro al centro y grito tu nombre para deshacerme de los espejismos que me acosan. Nada de esto es real... lo sé. Lo fabrico para sentirme más sana. Un susurro... eso quiero decirte. Un susurro que contiene a otro, que tiene lenguaje propio, que posee todos los secretos que se despedazan entre tu aliento y el mío. Sin duda, hay sólo una cosa que debes saber: Soy objeto enfrascado. El grito desmantelador del todo. Y con esto quiero decirte que no hay rojo más sangriento que el de tu boca.
"Aquel que quiere permanentemente -llegar más alto- tiene que contar que algun día le invadirá el vértigo" - Milan Kundera-.
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