*
Digo que me duele el pelo...
tu pelo
el que calza tu cabeza
el que cae derrotado en tu hombro
mi pelo
derrotado en mi hombro
tu pelo furioso en el viento
destrozando carcajadas
devorando el silencio
infierno de palabras que subyacen en tus dedos.
Digo que me duele el alma...
y es como si me masticara un eco
y son tus dientes crujiendo tan dentro
que por más que hurgo solo veo un cielo abierto
un diamante afilado trepidando en mi cuello.
Y digo que me duele nada...
La nada más nada de no recordar tu reflejo
tu sombra gélida
tu dolor muerto.
Mi dolor muerto en la mesa.
Y yo sabiendo que te encontraba
y yo sabiéndote tan lejos
y yo sabiéndote de otra
de otra historia
de otras historias de viejos
de otros muertos.
viernes, diciembre 21, 2012
miércoles, noviembre 21, 2012
Petardo de arena
*
Desde el blanco desmantelador. Desde el arenal inerme; Abro los ojos agrietados, asolados por desiertos atiborrados de agujeros negros. Con los labios rizados, agujereados por balas silenciosas, por balas como ojos ausentes, caricia extraviada, duda gélida lamiéndome la espalda.
Busco ahora ya de puntillas, una imagen para descomponerme, para tener otra voz y ya exhumado mi cuerpo; otra mente.
Estar de cabeza para encontrarme con tu boca abajo, con tus dientes tristes, con tu mirada revuelta, con la cadera invertida, con los talones dominando. Con tu luz oscura/con mis manos finitas.
Quiero que hoy la poesía tenga otras vísceras, que explote de mi vientre como un enjambre de moscas construyendo la noche.
Quiero hablarte desde las entrañas para dolerle al mundo, para que aúlle como bestia entrampada. Quiero decirte que puedes largarte a cualquier oasis, que los conozco todos, que edifiqué panteones en ellos, que puse cada piedra con un soplo adentro, por si un día pasabas por ahí y te acosaban las señales. Que te arrastraran hasta aquí, donde ya he levantado un imperio, donde tu desconocimiento es un petardo de arena contra mi castillo de aire.
Puedes irte cuando quieras, (puede seguir viéndome así), puedes quedarte con esa mueca, que de mí se extenderán como dianas mis venas, como ligeros hilos de azúcar se extenderán hasta ti. Se abrazarán a tus piernas, se enredaran en tu pelo, impactaran pequeños granos contra el velo que dibuja tu risa y seré un cuerpo en el azul violento de la noche, suspendida en el celo de la ciudad, entre el carbón, bajo el ruido de los neones refulgiendo en mi piel estirada, blanco colchón sobre el que descansa tu ombligo.
"dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe.."
Alejandra Pizarnik.-
Desde el blanco desmantelador. Desde el arenal inerme; Abro los ojos agrietados, asolados por desiertos atiborrados de agujeros negros. Con los labios rizados, agujereados por balas silenciosas, por balas como ojos ausentes, caricia extraviada, duda gélida lamiéndome la espalda.
Busco ahora ya de puntillas, una imagen para descomponerme, para tener otra voz y ya exhumado mi cuerpo; otra mente.
Estar de cabeza para encontrarme con tu boca abajo, con tus dientes tristes, con tu mirada revuelta, con la cadera invertida, con los talones dominando. Con tu luz oscura/con mis manos finitas.
Quiero que hoy la poesía tenga otras vísceras, que explote de mi vientre como un enjambre de moscas construyendo la noche.
Quiero hablarte desde las entrañas para dolerle al mundo, para que aúlle como bestia entrampada. Quiero decirte que puedes largarte a cualquier oasis, que los conozco todos, que edifiqué panteones en ellos, que puse cada piedra con un soplo adentro, por si un día pasabas por ahí y te acosaban las señales. Que te arrastraran hasta aquí, donde ya he levantado un imperio, donde tu desconocimiento es un petardo de arena contra mi castillo de aire.
Puedes irte cuando quieras, (puede seguir viéndome así), puedes quedarte con esa mueca, que de mí se extenderán como dianas mis venas, como ligeros hilos de azúcar se extenderán hasta ti. Se abrazarán a tus piernas, se enredaran en tu pelo, impactaran pequeños granos contra el velo que dibuja tu risa y seré un cuerpo en el azul violento de la noche, suspendida en el celo de la ciudad, entre el carbón, bajo el ruido de los neones refulgiendo en mi piel estirada, blanco colchón sobre el que descansa tu ombligo.
"dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe.."
Alejandra Pizarnik.-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)