Tengo la voz troncada y quiero ahora decirte tanto: Me he paralizado hasta las entrañas. Sufro ausencia de (voz), y con las vértebras lastimadas quiero implorarte algo: ¡Cercename las fobias!; La de los espacios, la de los silencios, la de tus pasos taciturnos, pesos pesados, pisados por mis pies iracundos... a veces moribundos; Cuando arremete el frío, la oleada salvaje, la avenida inquieta, y la ciudad es un galpón resonante, un neón enfermo y viejo neón de la calle mecenas.
(Sobre la espera... alguna vez desafortunada espera)
Quiero contarte algo pero tengo los dientes torpes.
Sin embargo todavía dudo de esta buena-Mario Benedetti-
suerte porque el cielo de tenerte me parece fantasía.